El Patrimonio de un colectivo humano, como conjunto de huellas materiales o inmateriales que compone la herencia de su génesis y su conformación a lo largo del tiempo. No es sólo algo merecedor de protección, que deba ser depositado en manos de especialistas o responsables para tenerlo alejado o resguardado del contacto directo con las personas como medida que garantice su conservación y defensa. Por el contrario, ha de ser un conjunto de elementos presentes en el devenir cotidiano de los ciudadanos, a fin de que estos puedan acceder al disfrute de la belleza objetiva y subjetiva, que normalmente encierran y puedan impregnarse de sus contenidos inductores de identidad colectiva y por consiguiente de cohesión social. Debemos utilizarlo como recurso para la educación de todos en los valores que hacen singular y a la vez universal la cultura y la personalidad de su pueblo, y se sirvan de su riqueza como un motor de desarrollo económico que les haga avanzar juntos hacia un futuro siempre mejor.

  

En la Vega del Guadalquivir, Peñaflor se ofrece al visitante como un lugar de gran atractivo turístico basado en su patrimonio natural, las huellas históricas impresas en su territorio y sus bienes monumentales.

 

La ruta monumental tiene como principales referencias a la Iglesia de San Pedro Apóstol, construcción de finales del siglo XVIII que sustituyó a la antigua iglesia mudéjar afectada por el terremoto de Lisboa; el franciscano Convento de San Luis, y las ermitas repartidas por el casco urbano y su entorno, como la barroca de Nuestra Señora de la Encarnación, la de los Santos Mártires o la de nuestra Señora de Villadiego, en cuyo atrio pueden observarse interesantes piezas del pasado romano.

 

Abundan en Peñaflor, en efecto, los sitios de interés histórico y arqueológico, siendo buenas muestras de ello, entre otros, los atrayentes restos de un muelle fluvial de remotos orígenes, el yacimiento de la antigua ciudad de Celti o los restos del castillo almohade. Y junto a ello, edificios civiles de notable interés, como la Casa-Palacio y la Casa Parroquial (ambas del siglo XVIII) o las muestras del patrimonio industrial y minero.

 

El término municipal de Peñaflor participa de los paisajes de la Vega y la Sierra, lo que lo dota de gran atractivo para la práctica de numerosas actividades al aire libre. El Guadalquivir y sus riberas, seña de identidad de la población constituye una visita imprescindible, una posibilidad de contemplar su discurrir y su interesante flora y fauna.