PEÑAFLOR: AGUAS SUBTERRÁNEAS Y GEODIVERSIDAD DE ACUÍFEROS


Palabras clave: acuífero, patrimonio, Sierra Morena, Mioceno de Base, Aluvial del

Guadalquivir, Peñaflor.

 

Resumen: Las aguas subterráneas son parte del patrimonio natural, transforman el paisaje, condicionan los usos e inciden en la historia, tradiciones y cultura de los pueblos. Peñaflor es un enclave privilegiado en cuanto a la abundancia en aguas subterráneas y diversidad de acuíferos. En su término municipal se diferencian tres grandes dominios geológicos y morfoestructurales a cada uno de los cuales se asocia un acuífero diferente. Los acuíferos se relacionan entre sí de forma lateral y en la vertical. El dominio de la Sierra está formado por rocas ígneas y metamórficas del Precámbrico-Cámbrico inferior; las calizas marmóreas constituyen el acuífero kárstico de Sierra Morena, de comportamiento libre. El dominio de la Campiña está formado por sedimentos marinos de edad Neógeno; el nivel inferior de calcarenitas y calizas de algas integra el acuífero detrítico del Mioceno de base, de carácter libre cuando aflora y confinado cuando se encuentra debajo de las margas. El dominio de la Vega lo integran materiales aluviales cuaternarios del río Guadalquivir que constituyen el acuífero detrítico del Aluvial del Guadalquivir, de carácter libre. La explotación se realiza mediante pozos, sondeos y manantiales. Como afecciones más importantes destacan el descenso del nivel del acuífero del Mioceno de Base y el agotamiento de numerosos manantiales como consecuencia de la explotación intensiva y la inadecuada construcción de las captaciones, así como procesos de contaminación que afectan a todos los acuíferos.

 

VALOR PATRIMONIAL DE LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS.

El agua subterránea y sus captaciones son parte del patrimonio cultural, natural y emocional de cada lugar, manantiales, pozos, norias…constituyen elementos importantes del legado histórico y cultural que forma parte de las señas de identidad de los pueblos. El agua subterránea, allí donde aflora, transforma el medio, la vegetación, el paisaje y condiciona los usos y los aprovechamientos del entorno y por lo tanto incide directamente en la historia, las tradiciones y la cultura de los pueblos (Fig. 1).

En Peñaflor, antes de la implantación de la zona regable del Bembézar, las tradicionales de huertas constituían las únicas zonas de regadío, ligadas a las surgencias de aguas subterráneas como la fuente de la Ermita, del Pez, del Romo, del Tío Casildo, del Azofaifo, del Granadillo, de Malapiel… o bien a zonas con abundancia de aguas subterráneas a una profundidad explotable por los métodos de extracción tradicionales, principalmente las norias. Asimismo las cortijadas solían emplazarse junto a fuentes como la Fuente del Pez, de Malapiel…

En otros casos, fuentes como la de Almenara, la fuente Oñarda o la desaparecida fuente del Médico, han estado ligadas históricamente al abasteciendo público de Peñaflor. La fuente Oñarda formó parte del sistema de abasteciendo de Peñaflor hasta que en la década de los 80 del siglo pasado comenzaron a detectarse en sus aguas concentraciones muy elevadas en nitratos, como consecuencia de los procesos de contaminación agraria difusa.


Figura 1. Fuentes 

Fuente Oñarda
Fuente Oñarda
Fuente de Almenara
Fuente de Almenara
Fuente de la Ermita
Fuente de la Ermita
Fuente del Pez
Fuente del Pez

 

 

Actualmente se mantiene como abastecimiento de Peñaflor la fuente de Almenara, complementada con recursos superficiales procedentes del Embalse del Retortillo.

Además de lo anterior, la ubicación de estos manantiales ha condicionado las tradiciones, la historia y la cultura de Peñaflor, así por ejemplo la torre de vigía mudéjar se construye junto a la fuente, en el mismo lugar donde posteriormente se emplazaría el santuario de la Virgen de Villadiego. Difícilmente se hubiera consolidado la romería de Peñaflor en la tórrida tarde del 14 de agosto si no fuera por la abundante agua de la fuente. Igualmente podríamos decir de la celebración del día de los Santos en Almenara, donde la presencia del agua de la fuente ha sido un elemento que ha favorecido el emplazamiento y la celebración de la fiesta tal y como ha llegado hasta nuestros días.

 

ENCLAVE GEOLÓGICO DE PEÑAFLOR.

Peñaflor se encuentra situado desde el punto de vista geológico entre el borde Sur del Macizo Hespérico, compuesto por rocas ígneas y metamórficas de edad Proterozoico -Paleozoico y el límite Norte de la Cuenca del Guadalquivir, rellena por sedimentos fundamentalmente marinos.

Según el esquema geológico-estructural establecido por Lozte, F (1945) para el Macizo Hespérico, Peñaflor se sitúa en la Zona de Ossa Morena y concretamente en el Dominio de Zafra-Alanís-Córdoba (Delgado Quesada, et al, 1977). Apalategui, O (1983) propone una nueva división de Ossa Morena, de forma que Peñaflor se enmarca en la Unidad de Lora del Río. 

Para sistematizar y hacer más compresible la geología de Peñaflor se ha dividido su término municipal en tres grandes dominios morfo-estructurales: Dominio de la Sierra, dominio de la Campiña y dominio de la Vega (Fig. 2). Asociados a cada uno de estos grandes dominios existe una formación acuífera de entidad regional.

 

Mapa de dominios geológicos y mofoestructurales en el término municipal de Peñaflor




Figura 2: Distribución espacial de los dominios geológicos y morfoestructurales en el término municipal  de Peñaflor. 


 

 

El dominio de la Sierra está integrado por materiales de edad Proterozoico-Cámbrico que afloran fundamentalmente en la zona Norte del término municipal y al Noreste de la localidad, en entorno del cerro Pino o Cucurucho, también al Suroeste de Peñaflor, en el entorno de las piedras negras y en otros afloramientos menores. Estos materiales se presentan en zonas de pendientes medias y constituyen el sustrato geológico regional. Las formaciones geológicas, dispuestas de muro a techo, son las siguientes (Fig.3):

  • Serie Negra, integrada por pizarras y esquistos con intercalaciones de anfibolitas, de edad Proterozoico Superior (Vendiense).
  • Formación Torreárboles, compuesta por arcosas pizarras, de edad Cámbrico Inferior.
  • Formación Detrítico-Carbonata, representada por pizarras y calizas marmóreas con intercalaciones de metabasitas y gabro-dioritas, de edad Cámbrico Inferior.
  • Formación Detrítica integrada por pizarras y areniscas de edad Cámbrico Inferior.


Figura 3. Formaciones geológicas del dominio de la sierra.

Sierra Negra

Sierra Negra (Pizarras y esquistos)

Formación Topreárboles

Formación Torreárboles (arcosas y pizarras)

Formación Detritico-Carbonatada

Formación Detrítico-Carbonatada (pizarras y calizas marmóreas)



Desde el punto de vista tectónico los materiales presentes en el dominio de la Sierra de Peñaflor se caracterizan por una gran complejidad estructural, debido a la superposición de los orógenos Cadomiense y Hercínico y a que han sido afectados por un metamorfismo regional de alta temperatura, en facies de anfibolitas. Asociado al dominio de la Sierra se encuentra el acuífero de Sierra Morena, compuesto por las calizas marmóreas de la Formación Detrítico Carbonatada.

En el dominio de la Campiña afloran materiales neógenos, fundamentalmente marinos y fluviodeltaicos, desde el Mioceno Superior al Plioceno. Se disponen discordante y transgresivos sobre los materiales del zócalo Precámbrico-Cámbrico y afloran en la zona central del término municipal, entre los dominios de la Sierra al Norte y la Vega al Sur, dando lugar a relieves suavemente alomados. Los materiales del relleno de la cuenca presentes en la zona de Peñaflor son los siguientes, según su disposición de muro a techo (Fig. 4):

  • Facies de borde, corresponden a sedimentos marinos compuestos por un conglomerado basal, calcarenitas bioclásticas, calizas de algas y bioruditas. Se trata de facies regresivas, propias de medios marinos muy energéticos con importantes aportes de terrígenos. La edad es Tortoniense Superior.
  • Margas Azules, corresponden a sedimentos pelíticos marinos. Su edad es Andaluciense.
  • Gravas, arenas y limos, se trata de un conjunto detrítico que culmina la serie neógena correspondientes a facies distales de abanicos aluviales. Su edad es Plioceno.

Asociado al dominio de la Campiña se encuentra el acuífero del Mioceno de Base, constituido por las Facies de Borde.


Figura 4. Formaciones geológicas del dominio de la Campiña. 

Facies de Borde

Facies de Borde (Calcerenitas, calizas de algas y bioruditas)

Margas azules y gravas

Margas azules y Gravas

Arenas y limos del techo de la serie

Arenas y limos del techo de la serie


 

En el dominio de la Vega se encuentran depósitos aluviales de edad Cuaternario, dispuestos discordantemente sobre los anteriores y asociados a la dinámica fluvial del río Guadalquivir, conformando un paisaje de pendientes muy suaves. Se trata de depósitos de gravas y arenas en zonas de relleno por migración lateral de paleocanales y arcillas y limos en llanuras de inundación. En el término municipal de Peñaflor se distinguen dos niveles de terraza, uno superior de naturaleza arcillosa y otro inferior de composición más limosa. Asociado a los depósitos de gravas y arenas se encuentra el acuífero Aluvial del Guadalquivir.

 

HIDROGEOLOGÍA Y ACUÍFEROS.

Mijailov define la hidrogeología o hidrología subterránea como la ciencia que estudia el origen y la formación de las aguas subterráneas, sus formas de yacimiento, difusión, movimiento, régimen y reservas, interacción con los suelos y rocas, su estado, composición y propiedades físicas, químicas, bacteriológicas y radiactiavas; así como las condiciones que determinan las medidas de su aprovechamiento, regulación y evacuación. Como técnica científica, la hidrogeología se base en principios de física, hidrodinámica, como la ley de Darcy y la ley de Conservación de Masas, así como en fundamentos de la química, tratándose de una ciencia evaluable matemática y económicamente y predecible mediante modelos matemáticos que permiten simular diferentes escenarios.

El desarrollo de los fundamentos científicos y los avances en las técnicas de perforación y sistemas de extracción han permitido un desarrollo extraordinario de la hidrogeología a partir de la segunda mitad del s. XX.

El desconocimiento sobre el origen de las aguas subterráneas y su comportamiento las ha rodeado tradicionalmente de un halo de misterio y ocultismo. La trasposición al comportamiento de las aguas subterráneas de observaciones y característica propias de la hidrología de superficie, ha favorecido que pervivan hasta nuestros días mitos y magias zahoríes sin fundamento científico.

El ciclo hidrológico representa un constante movimiento de las aguas tanto en la superficie de la Tierra, como por encima en la atmósfera o por debajo como aguas subterráneas. Los acuíferos son formaciones geológicas capaces de almacenar y transmitir agua subterránea en cantidades explotables. La zona de los acuíferos donde el agua ocupa todos los huecos es la zona saturada, y en ella el agua subterránea se desplaza muy lentamente, su velocidad depende de la permeabilidad y puede variar entre decímetros a algunas centenas de metros al año y sólo en el caso de acuíferos kársticos o rocas muy fracturadas, el agua circula a mayores velocidades.

El agua dulce en nuestro planeta representa sólo el 2,5% y del total. Si consideramos el agua dulce, el 66% se encuentra en los glaciales y casquetes polares, el 30% en los

acuíferos y sólo el 4% en ríos y lagos. En Andalucía los acuíferos afloran en una superficie de 21.000 km2 y se estima que sólo el volumen de reservas de aguas subterráneas contenidas en los 200 primeros m. de los acuíferos es superior a 40.000 hm3, del orden de cuatro veces superior a la máxima capacidad de todos los embalses del territorio.

En función de la presión hidrostática los acuíferos pueden ser libres o confinados. Los acuíferos libres son aquellos en los que la superficie de agua se encuentra a presión atmosférica y la superficie de agua fluctúa libremente modificando el espesor de la zona saturada; en este caso se habla de nivel freático. Cuando en techo de la formación acuífera existe un material de baja permeabilidad que impide que el espesor de la zona saturada fluctúe, de forma que la superficie de agua se encuentra a presión superior a la atmosférica, se habla de acuíferos confinados y el nivel virtual de agua se conoce como nivel piezométrico, pudiendo dar lugar a captaciones surgentes cuando el nivel piezométrico se sitúa a cota inferior a la boca de la captación.

Según el tipo de materiales que componen la formación acuífera se habla de acuíferos detríticos cuando existe una porosidad primaria, es decir están constituidos por sedimentos como las gravas y arenas que componen el acuífero del Aluvial del Guadalquivir o por rocas sedimentarias como los conglomerados y calcarenitas que integran el acuífero del Mioceno de Base. Se habla de acuíferos fisurados cuando la existe una porosidad secundaria debida a los huecos generados por fallas y diaclasas, principalmente se desarrolla sobre rocas ígneas y metamórficas. Los acuíferos kársticos se generan sobre calizas y dolomías debido a la presencia de grietas y conductos desarrollados por disolución. Las rocas carbonáticas son solubles en el agua de lluvia ligeramente acidulada, bien por la disolución previa de dióxido del carbono de la atmósfera, o bien por la incorporación de ácidos húmicos del suelo. El proceso suele desarrollarse en dos fases representadas por las siguientes reacciones químicas:

H2O + CO2 = HCO3- + H+ (1)

CaCO3 + CO3H- + H+ = 2(HCO3-) + Ca 2+ (2)

 

Las dos reacciones son reversibles y pueden desplazarse hacia un lado u otro dependiendo de la presión parcial del CO2 y de la temperatura. Es por tanto la variación espacial y/o temporal de estas variables la que determina que en un determinado momento se produzca disolución o precipitación. El clima es, por tanto un factor determinante en los procesos de modelado kárstico.

 

ACUÍFEROS PRESENTES EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE PEÑAFLOR.

Peñaflor es un enclave privilegiado en lo que a la riqueza en aguas subterráneas y geodiversidad de sus acuíferos, dado que en su término municipal se encuentran presentes tres grandes acuíferos regionales con unas características y comportamientos muy diferentes.

En el dominio de la Sierra se encuentra el acuífero de Sierra Morena, de comportamiento libre y naturaleza tipo fisurado y kárstico. El acuífero del Mioceno de Base, presente en el dominio de la Campiña, es un acuífero detrítico que se comporta como libre cuando aflora y confinado cuando se encuentra bajo las margas azules y finalmente el acuífero del Aluvial del Guadalquivir, asociado al dominio de la Vega, de naturaleza detrítica y comportamiento libre.

 

 

Figura 5. Corte geológico de las relaciones laterales y verticales de los acuíferos presentes en el término municipal de Peñaflor. 


Estos tres acuíferos se relacionan lateralmente y verticalmente, de forma que las descargas de unos representan recargas de otros (Fig. 5). De Norte a Sur afloran en la siguiente secuencia: Sierra Morena-Mioceno de Base-Aluvial del Guadalquivir, mientras que en la vertical la relación de techo a muro es Aluvial del Guadalquivir- Mioceno de Base-Sierra Morena. Además existe una relación influencia-efluencia entre el acuífero de Sierra Morena y el embalse de José Torán, así como entre el río Guadalquivir y el acuífero del Aluvial del Guadalquivir.

 

Acuífero de Sierra Morena.

Lo componen fundamentalmente calizas marmóreas de la Fm. Detrítico -Carbonata del Cámbrico Inferior, cuyo sustrato impermeable lo constituyen materiales proterozoicos y cámbricos impermeables como pizarras, esquistos, coladas volcánicas …Aflora a lo largo de Sierra Morena de forma discontinua por el Norte de las provincias de Huelva, Sevilla y Córdoba. Se caracteriza por una gran complejidad estructural que genera una compartimentación y diversidad en acuíferos independientes sin conexión hidráulica y con morfología estrecha y alongada según la dirección hercínica NO-SE. El sector de Peñaflor se encuentra en la Subunidad de la Puebla de los Infantes. Se trata de un acuífero libre, permeable por karstificación y fisuración. Las recargas se producen por infiltración de agua de lluvia y las escorrentías de los cauces sobre los afloramientos permeables y también por recarga en relación de influencia desde el embalse de José Torán. Las descargas tienen lugar a través de manantiales, por drenaje difuso hacia los cauces y extracciones en captaciones.

El gradiente piezométrico está condicionado por la estructura, geometría y tectónica de las formaciones, aunque a escala regional se traduce un flujo subterráneo de dirección Hercínica NO a SE, hasta las cotas topográficas más bajas.

En lo referente a los parámetros hidráulicos existen pocos datos y dispares, Martín Machuca, M. (1988) sugiere valores de transmisividad comprendidos entre 10-2 y 10-5 m2 /s, mientras que López Geta, J. A., et al., 1998 cita valores comprendidos entre 10 y 200 m2 /día.

Debido a las características litológicas de los materiales que componen la unidad, las aguas presentan una baja mineralización y facies hidrogeoquímicas predominantes bicarbonatada cálcica, de dureza media a alta.

Los valores de conductividad varían entre 202 y 722 μS/cm y el residuo seco nunca supera los 700 mg/l. En relación a los aniones, las concentraciones en bicarbonatos oscilan entre 193 y 308 mg/l de HCO3-, los sulfatos entre 6 y 40 mg/l de SO42- y los cloruros entre 8 y 89 mg/l de Cl- y en cuanto a los cationes, el calcio oscila entre 43 y 110 mg/l de Ca++, el sodio entre 4 y 32 mg/l de Na+, el potasio entre 0 y 2 mg/l de K+ y el magnesio entre 7 y 38 mg/l de Mg++ (Duran Valsero et al., 2003).

Desde el punto de vista de la calidad son aguas de buena calidad, aptas para el consumo humano, sin sobrepasar los límites máximos legalmente establecidos de contenido en nitratos, e igualmente con buena calidad agronómica. Desde el punto de vista del riesgo potencial de contaminación, al tratarse de un acuífero libre, permeable por fisuración y karstificación, presenta una elevada vulnerabilidad a los procesos de contaminación.

El principal aprovechamiento principal de las aguas subterráneas de la unidad es el abastecimiento a los núcleos urbanos y en menor medida para riegos y usos ganaderos.

El balance hidrogeológico de la Subunidad La Puebla de los Infantes es el siguiente:

 

             Superficie (Km 2)................................................................................................29

             Precipitación Media (Hm3 /año)...................................................................22

             Lluvia Útil (Hm3 /año)........................................................................................11

             Recursos Medios (Hm3 /año)...........................................................................2

             Bombeos (Hm3 /año)...................................................................................0,25

 

 

Acuífero del Mioceno de Base.

Situado en el contacto del borde más meridional de Sierra Morena con el borde Septentrional de la Depresión del Guadalquivir, que se extiende desde Niebla hasta Posadas, ocupando parte de las provincias de Huelva, Sevilla y Córdoba.

Los materiales acuíferos lo componen las facies detríticas del Mioceno de Base, consistentes en un conglomerado basal, calcarenitas y calizas detríticas, más arcillosas hacia el techo. Los materiales acuíferos se sitúan discordantes y transgresivos sobre los materiales Precámbrico-Paleozoico.

El acuífero se comporta como libre cuando aflora y confinado cuando se encuentra recubierto por margas azules. Presenta un hundimiento progresivo hacia el Sur con pendientes suaves del 2 al 6%, hasta alcanzar la línea de flexión del zócalo Precámbrico-Paleozoico, que constituye el sustrato impermeable de la unidad acuífera.

Los afloramientos de la unidad acuífera presentan una superficie de 287 Km2, en una banda de dirección ENE-OSO, de aproximadamente 150 Km de longitud y 2 Km de anchura media, siguiendo el borde de la meseta. En general, la potencia aumenta hacia el Este, y se reduce hacia el Sur, pasando progresivamente a facies más margosas.

El sentido del flujo se establece fundamentalmente desde el Norte hacia el Suroeste, y en ocasiones, hacia el Sureste. Debido a las diferencias litológicas los parámetros hidráulicos presentan valores de transmisividad que oscilan entre 10-2 y 10-5 m2 /s, y el coeficiente de almacenamiento varía desde valores propios de acuíferos libres 10-2 hasta valores de acuíferos confinados entre 10-3 y 10-5. En algunas zonas los valores de transmisividad son muy elevados.

Debido al confinamiento del acuífero en las zonas del Valle del Guadalquivir, los sondeos pueden llegar a ser surgentes. La superficie piezométrica presenta en la zona un gradiente bastante homogéneo, con valores en torno al 25 por mil y cotas absolutas decrecientes en sentido Suroeste.

Los importantes cambios laterales de facies condicionan una gran variabilidad de los parámetros hidráulicos, y caudales de explotación entre 10 y 80 l/s, con depresiones elevadas y caudales específicos de 0,1 a 2,5 l/s/m, ocasionalmente los caudales específicos pueden alcanzar 3 – 6 l/s/m.

La alimentación del acuífero se realiza por infiltración directa del agua de lluvia sobre los afloramientos permeables y por la infiltración de parte de la escorrentía superficial procedente de los materiales Precámbrico-Paleozoicos, mientras que las salidas naturales se realiza a través de bombeos, principalmente destinados a usos agrícolas, a descargas difusas a cauces y a través de los manantiales situados en el contacto de los materiales acuíferos con las margas azules. Se estiman unos recursos medios en el acuífero del Mioceno de Base del orden de 35 a 42 hm3 /año.

La calidad química del agua del acuífero es, en general, buena y con unos valores que la hacen apta tanto para el consumo humano como para el regadío. En zonas próximas a los afloramientos las facies del agua es bicarbonatada cálcica o bicarbonatada cálcico-magnésica, con valores de residuo seco no superiores a los 500 mg/l. y durezas de tipo medio. En las zonas más alejadas de los afloramientos las facies del agua son mixtas o cloruradas sódicas, con valores de residuo seco de 500 a 800 mg/l. En algunas zonas el agua presenta una elevada salinidad con facies cloruradas sódicas y valores de residuo seco de hasta 6,2 g/l, debido a procesos de contacto con aguas congénitas depositadas en terrenos sedimentarios de origen marino y naturaleza más arcillosa que el resto del acuífero.

De acuerdo con la división propuesta por el IGME (1983) la zona de Peñaflor se encuentra en la zona Lora del Río-Hornachuelos. En este sector el acuífero en esta zona está constituido por un nivel de conglomerados de base y calizas detríticas organógenos, que a techo pasan a ser más arcillosas. La potencia oscila entre 20 y 70 m, según la morfología del sustrato sobre el que se asienta, dado que la compleja tectónica de la zona condiciona levantamientos y hundimientos del zócalo que compartimentan el acuífero. La línea de fractura en sentido longitudinal coincide con el cauce del Guadalquivir en las proximidades de Peñaflor y se desplaza hacia el Sur en la zona Oriental de Palma del Río.

La superficie del acuífero en esta zona es de unos 84 Km2, limitada por el levantamiento del zócalo en Lora del Río y en el borde Oriental por el río Bembézar que drena el acuífero en las zonas en los que divide. El sentido general de circulación de aguas subterráneas es de N-SO y N-SE, con importantes descargas al río Retortillo y Arroyo de Guadalora. El gradiente es del 2% al 2,5% aproximadamente.

En general las aguas presentan facies bicarbonatada cálcico-magnésica, con valores de residuo seco entre 200 y 400 mg/l, con valores de dureza entre 15 y 40 º F. Se trata de aguas de calidad aceptable para el abastecimiento, aunque puntualmente se han detectado elevados valores de nitratos.

Los datos del balance en la zona de Lora del Río-Hornachuelos son los siguientes:

  • Superficie de afloramiento del acuífero- 84 km2
  • Superficie con escorrentía superficiales ligadas al acuífero. 40 km2
  • Lluvia útil. 94 mm.
  • Infiltración directa de lluvia. 6,3-8 hm3 /año
  • Infiltración procedente de la escorrentía del paleozoico. 1,5 hm3 /año
  • Infiltración total del acuífero. 7,8-9,5 hm3 /año

 

Acuífero Aluvial del Guadalquivir.

El acuífero se extiende a lo largo del Río Guadalquivir, desde Palma del Rio (Córdoba) hasta la Puebla del Río (Sevilla), con una superficie permeable de 200 km2, ocupando parte de las comarcas de Las Vegas de las provincias de Sevilla y Córdoba.

Se trata de un acuífero detrítico permeable por porosidad, constituido por el nivel de terrazas más moderno de los tres asociados al Río Guadalquivir, y por los depósitos aluviales actuales. Se localiza, principalmente, en la margen izquierda y presenta carácter libre en toda su extensión.

El espesor varía desde 0 a 30-40 m en las zonas próximas a la Puebla del Río, siendo el medio es de 10-15 m.

Las entradas se realizan a través de la infiltración de la lluvia, la infiltración de excedentes aguas de regadíos, y la alimentación procedentes de otros acuíferos que lo limitan. En situaciones de aguas altas el río Guadalquivir alimenta el acuífero en una relación de influencia. A su vez, la descarga tiene lugar por descargas ocultas hacia el río Guadalquivir a lo largo de todo su cauce, obras de captación, fundamentalmente para regadíos y abastecimientos urbanos, y manantiales, que se dan en los casos en los que la terraza queda colgada.

Existe una gran relación río-acuífero, principalmente con los ríos Guadalquivir y también con el río Guadaira. Ambos ríos son efluentes en condiciones normales e influentes en épocas de fuertes crecidas o, de forma muy localizada en áreas de bombeo intensivo. La piezometría está en estrecha relación con el nivel de los ríos, oscilando entre 5 y 10 metros. En torno a la desembocadura de los ríos y arroyos afluentes del Guadalquivir, se producen elevaciones de las curvas piezométricas, como reflejo del carácter efluente de los mismos con respecto al acuífero.

Se dispone de un balance del año 1985, mejorado con cifras de abastecimiento de 1992.

• Entradas:

  • Infiltración agua de lluvia: 20 hm3 /año
  • Infiltración excedentes regadío: 20 hm3 /año
  • Alimentación a partir acuíferos limítrofes: 40 hm3 /año

• Entradas:

  • Explotación abastecimiento: 5,4 hm3 /año
  • Explotación riego: 9,5 hm3 /año

Se observa que existe un superávit de las entradas con respecto a las salidas cifrado en 65 hm3 /año.

Las aguas de la unidad son destinadas a la actividad agrícola y, en una proporción reducida, al abastecimiento urbano. El consumo anual de aguas con destino al abastecimiento a poblaciones asciende a 5,4 hm3, suministrando agua a 70.453 habitantes.

El sector agrícola se abastece de aguas superficiales de planes estatales de riego, en el caso de Peñaflor del Canal de la Margen Derecha del Bembézar. Tan sólo se recurre a riegos con las aguas subterráneas para acceder a segundas cosechas, o en situaciones de sequía, cuando la red de riegos no presta servicio. Los usos agrícolas suponen unas extracciones de aguas subterráneas de 9,5 hm3/año.

Las aguas en el sector de Peñaflor presentan, principalmente, facies cloruradas cálcico-magnésicas. Son aguas duras y presentan una mineralización notable. Se trata de aguas impotables. La calidad del agua está, en general, bastante deteriorada, por procesos de contaminación agrícola y puntual.

La clasificación frente al regadío es de aguas tipo C3-S1, es decir, aguas con conductividad alta y baja concentración de sodio.

El acuífero presenta un alto grado de contaminación, siendo sus principales focos vertidos de residuos sólidos y líquidos urbanos, por la actividad agrícola y por los residuos industriales.

 

EXPLOTACIÓN DE LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS.

Los sistemas tradicionales de aprovechamiento de las aguas subterráneas han sido la derivación directa desde las surgencias y obras realizadas a pico y pala, principalmente excavaciones de pozos y galerías horizontales. En la actualidad los principales tipos de captaciones de aguas subterráneas presentes en Peñaflor son los pozos excavados, sondeos y manantiales.

Los pozos excavados son especialmente frecuentes en el acuífero Aluvial del Guadalquivir y en menor medida en la zona del acuífero libre del Mioceno de Base y en el acuífero de Sierra Morena. Los pozos más antiguos se encuentran recubiertos de piedra, posteriormente las construcciones se revistieron con mampostería y las construcciones más recientes y abundantes se encuentran revestidas con anillos de hormigón, con diámetros estandarizados de 1,5 y 2 m. y construidos mediante maquinaria bivalva especializada.

Los sondeos presentan un diámetro inferior a 0,5 m., son especialmente abundantes en la zona confinada del acuífero del Mioceno de Base y en el acuífero de Sierra Morena, excepcionalmente también en el Aluvial del Guadalquivir. Se encuentran revestidos con tubería de pvc o de fundición y construidos mediante diferentes técnicas de perforación. Sobre rocas consolidadas, especialmente en el acuífero de Sierra Morena suele emplearse el sistema de rotopercución neumática directa con martillo de fondo, un método bastante económico y con una gran eficacia en avance. Para la perforación de margas azules el método más aconsejable es la rotación con circulación directa y tubería de doble pared. Finalmente la perforación a percusión con trépano y cuchara se utiliza frecuentemente para perforaciones de gravas en el Aluvial del Guadalquivir, aunque es aplicable a otros tipos de terreno con una menor rentabilidad que otros métodos.

En el caso de la construcción de sondeos es fundamental seleccionar el método de perforación más adecuado en función de la naturaleza de los terrenos a perforar, para lo cual es necesario un estudio hidrogeológico detallado de la zona. Debe proyectarse el diámetro de la perforación y de la entubación de revestimiento en función de los caudales esperados y las dimensiones del equipo de bombeo necesario. Asimismo en base a los conocimientos hidrogeológicos de la zona se debe calcular la profundidad de la perforación, seleccionar adecuadamente la colocación de los tramos de tubería de revestimiento con filtros y tramos ciegos, la apertura del filtro, la ubicación de la cámara de bombeo, empaques de gravas, diseño del emboquille, obturadores aislantes… Antes de finalizar las obras de construcción debe procederse a la limpieza y desarrollo de la captación con métodos mecánicos, químicos o ambos.

Los manantiales más abundantes y caudalosos son los que drenan el acuífero del Mioceno de Base, como la fuente de Almenara o la fuente de la Ermita. Especialmente lamentable resulta el agotamiento de los manantiales situados en el contacto del acuífero libre del Mioceno de Base con las margas azules, como la fuente del Pez, fuente del Granadillo o la fuente de Malapiel, debido a los descensos piezométricos provocados principalmente por la deficiente construcción de las captaciones realizadas durante los últimos años. En el acuífero de Sierra Morena los manantiales son abundantes aunque sus caudales son bastante más reducidos. En acuífero del Aluvial del Guadalquivir los manantiales aparecen ligados los contactos entre diferentes niveles de terrazas.

 

AFECCIONES A LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS: SOBREEXPLOTACIÓN Y CONTAMINACIÓN.

Las aguas subterráneas pueden verse afectadas por la acciones antrópicas que modifican su cantidad y/o cantidad. Las afecciones más importantes a la cantidad corresponden a la explotación intensiva de las aguas subterráneas y en el caso concreto de Peñaflor, también a la inadecuada ejecución de las captaciones de aguas subterráneas realizadas durante los últimos años. En cuanto a las afecciones a la calidad son producidas por los procesos de contaminación. En ambos casos se trata de procesos de difícil solución cuya mejor política es la prevención mediante un adecuado asesoramiento técnico.

Se habla de sobreexplotación de acuíferos cuando se hace uso intensivo y sostenido de las aguas subterráneas durante un largo periodo que pone en peligro la sostenibilidad del sistema. Las consecuencias principales son descensos generalizados de los niveles piezométricos, degradación de la calidad del agua, agotamiento de manantiales, afección a los cursos de agua, impactos ecológicos, subsidencia del terreno...

En la zona confinada del acuífero del Mioceno de Base, se han construido durante los últimos 25 años un gran número de sondeos para captar las aguas subterráneas situadas bajo las margas azules. La mayor parte de estos sondeos han sido construidos sin el asesoramiento técnico necesario, de forma que las perforaciones ponen en comunicación el acuífero inferior del Mioceno de Base con el acuífero superior del Aluvial del Guadalquivir. Al tratarse el Mioceno de Base de un acuífero confinado cuyo nivel piezométrico se sitúa a cota superior al muro del Aluvial del Guadalquivir, se está provocando un drenaje continuo de las aguas del Mioceno de Base hacia el Aluvial del Guadalquivir, que a su vez descargan en el río Guadalquivir.

 

 

Figura 6. Corte geológico ilustrativo de las afecciones al acuífero Mioceno de Base por drenaje hacia el acuífero Aluvial del Guadalquivir como consecuencia de la ejecución inadecuada de captaciones. 

Corte geológico ilustrativo de las afecciones al acuífero Mioceno de Base por drenaje hacia el acuífero Aluvial del Guadalquivir.

 

Como consecuencia de la explotación intensiva de las aguas subterráneas y de la comunicación de ambos niveles acuíferos a través de las perforaciones, se ha provocado un descenso generalizado del nivel piezométrico del acuífero del Mioceno de Base, la pérdida del carácter surgente de algunas captaciones y el consecuente agotamiento de los manantiales situado en las cotas superiores, principalmente aquellos ubicados en el contacto del acuífero libre con las margas azules, tales como la fuente de Pez, la fuente del Granadillo, la fuente de Malapiel…(Fig. 6). Este proceso, de muy difícil reversión, se agudiza con cada nueva perforación construida o abandonada sin la realización de estudios hidrogeológicos y sin asesoramiento técnico que permita adoptar medidas necesarios de diseño, construcción, explotación y abandono de los sondeos.

La contaminación de las aguas subterráneas es debida a la alteración de la composición natural, debido a la introducción por el hombre de sustancias ajenas que modifican su naturaleza y limitan el uso. Los acuíferos de naturaleza detrítica, como el Mioceno de Base o el Aluvial del Guadalquivir, presentan un gran poder autodepurador. Por el contrario los acuíferos kársticas como el de Sierra Morena son muy vulnerables a la contaminación.

Los procesos de contaminación en los acuíferos tienen una lenta difusión, pero una vez contaminados la regeneración es muy difícil y lenta. La contaminación de las aguas subterráneas puede ser puntual o difusa.

La contaminación difusa tiene su origen en los abonos agrícolas, como consecuencias de prácticas excesivas que favorecen el lavado del suelo y la incorporación de nitratos a las aguas subterráneas. También son causa de contaminación difusa la aplicación de plaguicidas. Estos procesos afectan principalmente al acuífero del Aluvial del Guadalquivir y en menor medida al Mioceno de Base.

La contaminación puntual es debida a actividades domésticas como pozos negros o fugas en los sistemas de saneamiento, a actividades ganaderas como estabulaciones, actividades industriales, vertederos de residuos sólidos urbanos, captaciones mal construidas o abandonadas, vertidos directos… La contaminación puntual se manifiesta en los tres acuíferos presentes en Peñaflor, aunque la presión humana y la carga contaminante es muy superior en el acuífero Aluvial del Guadalquivir.

Especialmente graves pudieran ser los procesos de contaminación sobre el acuífero kárstico de Sierra Morena por la elevada vulnerabilidad y su escaso poder autodepurador.

 

CONCLUSIONES.

Las posibilidades de utilización de las aguas subterráneas y acuíferos son muy diversas si se tienen en cuenta el volumen de reservas disponibles, su distribución espacial, las posibilidades de transferencia, y su capacidad de almacenamiento. Una adecuada gestión de los acuíferos precisa de la realización de estudios hidrogeológicos que garanticen la preservación en cantidad y calidad de las aguas subterráneas como fuente de vida, desarrollo, patrimonio y cultura de los pueblos.

 

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 Vicente Fernández Muñoz.