El castillo de Almenara de Peñaflor es una construcción defensiva de época musulmana, ubicada junto al km. 7 de la carretera SE-140, de Peñaflor a La Puebla de los Infantes, con coordenadas X= 290.587; Y=4.182.569. Se sitúa cronológicamente en el período almohade, en el siglo XII. Se sitúa cronológicamente en el período almohade, en el siglo XII, con distintas reestructuraciones desde la Edad Media al menos hasta el siglo XVIII. Bajo la Declaración genérica del decreto del 22 de abril de 1949, y la ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. La Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía declaró B.I.C. al castillo de Almenara, inscribiéndolo en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz el 25 de junio de 1985. En el año 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía.

 

Se encuentra situado sobre un aguzado espolón de las estribaciones de Sierra Morena, en la finca denominada como Almenara, rodeado de cotas de mayor altura salvo por el sur que es la comunicación natural con el valle del Guadalquivir. En su proximidad brota la fuente de Almenara.

 

Se trata de un importante yacimiento arqueológico que da muestras de hábitat desde la Edad del Bronce hasta la Baja Edad Media, según cerámica de superficie[1]. En cuanto a la época romana existen varias hipótesis para este yacimiento, desde un vicus dependiente de Celti, una zona de control militar en la calzada romana Écija-Mérida para vigilancia de ésta y de las minas de los alrededores, la anonna comarcal que recogería los productos controlados por el estado de las zonas dependientes de Celti, o una villa romana. Los vestigios romanos son muy importantes. En cuanto a estructuras emergen de la tierra grandes muros de piedra caliza en sillares rectangulares en el patio de armas del castillo, que conforman habitaciones cuadrangulares y rectangulares. La cerámica es muy abundante por todas partes, especialmente en las laderas del cerro como fruto de vertidos y de la erosión, encontrándose mucha cerámica común, tejas, ladrillos, algo de terrasigillata, y algunas asas de ánforas. En sus proximidades se encuentra una mina de cobre de época romana (carta arqueológica no 5.942). De la época Medieval las estructuras más importantes son las del propio castillo, conservándose varias líneas de muralla, la torre del homenaje y diversas estructuras habitacionales. Se halla en un avanzado estado de deterioro debido a las inclemencias del tiempo y al deterioro producido por la acción continuada de los buscadores de “tesoros”.

 

Almenara es palabra de origen árabe, con dos posibles procedencias:

 “al-Manâra” (árab.: artículo al, Lat.: Minae = estructura que sobresale, árab.: nar = fuego), fuego hecho como señal desde una almena o atalaya.

“ al- Minhâra” (árab.): canal o conducción de agua canalizada.

 

Cualquiera de las dos acepciones tiene sentido en el castillo de Almenara, ya que desde su posición como defensa del camino que baja desde la sierra, avisaría del peligro de posibles incursiones desde su torre del homenaje a través de señales de fuego. Asimismo puede hacer referencia al acueducto de origen romano[2] que nace en las fuentes de Almenara, próximas al castillo, y se dirige a Peñaflor hasta la antigua Celti.

 

EVOLUCIÓN HISTÓRICA.

 

Las primera referencia escrita sobre el castillo de Almenara se deben a las razzias cristianas del siglo XII antes de la conquista cristiana de la zona. En junio de 1.189 penetra Alfonso VIII en Andalucía, sitia y toma Reina, se enfrenta con las tropas almohades junto al castillo de Almenara, donde los derrota y continúa raziando los campos de la comarca hasta su vuelta a Toledo en el mes de Agosto[3].

 

Tras la conquista cristiana el 6 de marzo de1.241 Femado III dona a la Orden del Hospital y a su prior en Castilla y al comendador de Consuegra los castillos de Setefilla, Almenara y el de Lora con su villa[4]. En 1.249 Fernando III confirma la donación aumentándola con los castillos de Malapiel, Peñaflor y Alcolea, determinando los límites con los términos colindantes[5]. El 4 de diciembre de 1.282 Sancho IV confirma la donación hecha a la Orden y el 1 de septiembre de 1.317 la confirma Alfonso XI[6].

 

Pedro I, con el consentimiento del concejo de Córdoba, da en merced en 1355 el castillo y la dehesa de Almenara a don Gonzalo Fernández de Córdoba, primer señor de Aguilar[7].

 

El cambio de jurisdicción civil (eclesiásticamente sigue perteneciendo a la diócesis de Sevilla) de la Orden de San Juan al concejo de Córdoba no esta suficientemente aclarado. Según Nieto Cumplido[8] puede deberse a que Fernando III, una vez asegurada la frontera hacia 1245, tomo la decisión, pactada con los maestres de las Órdenes Militares, de trasladar los señoríos dados a estas Órdenes fuera del reino de Córdoba. Sin embargo en 1249 vemos confirmada y aumentada la donación a la Orden de san Juan por el propio rey Fernando III, y en los tiempos de Alfonso X las Órdenes militares vuelven a tener jurisdicción sobre el reino de Córdoba, por lo que mas bien pueda tratarse de un litigio de reinvidicación por parte del concejo de Córdoba, y que según parece lo gano pues en 1319 todo el término de Peñaflor se hallaba bajo jurisdicción del concejo cordobés, como lo demuestra la celebración en la torre-fortaleza de la Ermita de Ntra Sra de Villadiego de la junta de la Hermandad General de Andalucía, en la que se integraron todos los grandes concejos andaluces, el 26 de agosto de ese año[9].

 

El 30 de julio  de 1.370 Enrique II confirma la merced a don Gonzalo Fernández de Córdoba, entre otros pueblos y castillos, del castillo y dehesa de Almenara, cerca de Peñaflor, término de Córdoba al Poniente[10]. El 2 de julio de 1.372 Gonzalo Fernández de Córdoba permuta el castillo de Almenara con Vasco Alfonso por el castillo de Ançur en la campiña de Córdoba[11].

 

Juan Alfonso de Sousa, hijo de Vasco Alfonso, vende el castillo de Almenara el 16 de junio de 1.405 al Concejo de Córdoba por 60.000 mrs.[12], dando orden a Salvador Martínez, alcaide del castillo de Almenara, que lo entregue con todo su término y pertenencias a Fernando Díaz de Cabrera, que toma posesión del castillo en nombre del Concejo de Córdoba el 16 de septiembre de 1.405[13] “... tiene  por  lindes  término  de Peñaflor, donadíos de  Tablada, donadío de Ruy Pérez, el Berrueco, y término de la Puebla de los Infantes,  según  los  mojones  que  se  señalan  en el Carrizal, cabezada de la dehesa del Berrueco y cabezada de la haza de Tablada”. De esta toma  de posesión del  castillo de Almenara  se conserva una lista de  bienes y ornamentos, que nos informan sobre el abastecimiento del castillo y los ornamentos de la iglesia o capilla del lugar.

 

Los bienes descritos pertenecientes al castillo son los siguientes:

-         Un calvado grande con su llave de la torre mayor, otro calvado menor de la puerta del castillo; una llave de  la bodega; 32 tinajas:  27 mayores  y 5  pequeñas de 15 arrobas cada una; un tintero de barro para pisar y  desgranar uvas;  y  toda  la madera que  pertenece  al  lagar:  asno,  mesa,  puente,  redondel,  dos husillos y dos puercas.

-         El castillo tenía un lagar para la fabricación del vino que se consumía y una bodega para almacenarlo, de lo que se deduce que en Almenara se cultivaba la vid en el siglo XV. Respecto a los animales aparece un asno como medio de carga y dos puercas destinadas para la matanza del consumo interno de chacinas y carne.

 

Sobre el mobiliario del castillo solo se informa de una mesa, un redondel probablemente de madera, especie de tina dedicada al aseo personal y varios candados, uno grande de la torre mayor y otro pequeño de la puerta del castillo, sus llaves correspondientes y la llave de la bodega. Los dos husillos hay que ponerlos en relación con la fabricación de los ovillos de lana, necesario también para el abastecimiento textil del castillo, teniendo en cuenta que en la dehesa pastarían ovejas propias del señor y sus vasallos.

 

Los bienes y ornamentos de la iglesia son los siguientes:

 

- Un arca  de madera  vieja con:  un “vestimento” de lino para decir misa con sus corporales; un paño de lino labrado  de encima del arca;  una capa sana; un frontal de lino para el altar con un Agnus Dei figurado de oropel; las sábanas del altar, de lino; una cortina  de  lino,  dos  libros:  uno  de  ellos,  misal, y otro, breviario.

- Dos tablas de "frandes", que están en el  altar; otras, de la tierra;  dos cruces,  una de  latón y otra de madera; un cáliz con  su  patena,  de  estaño;  cuatro  ampollas  de   estaño;  un incensario de  latón; dos  campanas: una pequeña "que tañe quando alçan el cuerpo de Dios", y otra pequeña que tañen para misa  y a las horas”.

 

Un arca de madera contiene las vestiduras y ornamentos sagrados necesarios para la liturgia, así como un misal y breviario. El altar está adornado con un frontal de lino con la representación de un Agnus Dei figurado de oropel. El retablo estaba adornado con dos cuadros de pintores flamencos, y en el resto de la instancia varios cuadros de pintores nacionales, sin especificar las imágenes o santos representados. La decoración del retablo con pinturas coincide con la moda reinante a partir del siglo XV en los templos y capillas de la diócesis Sevillana, que se embellecen con retablos pictóricos de los talleres de artistas como Alejo Fernández, Pedro de Campaña, Hernando de Sturnino, etc... [14]. Las representaciones con esculturas no se generalizarán hasta algunos siglos más tarde. El resto de la ornamentación la componen  dos cruces,  una de  latón y otra de madera; un cáliz con  su  patena  de  estaño;  cuatro  ampollas  de   estaño para los santos oleos;  un incensario de  latón y dos  campanas.

 

Desde mayo de 1.441  Juan  II pedirá al concejo de Córdoba de forma reiterada que venda la heredad de Almenara  a  Ruy  Fernández  de  Peñalosa. su escribano de  Cámara,  su vasallo y veinticuatro de Córdoba, por el mismo precio en que la compró a Juan Alfonso de Sosa, y a plazos razonables[15]. El concejo  de Córdoba aludirá que no había gran necesidad de enajenarla y que la  dehesa fue  comprada para que pastasen los ganados de los vecinos de  Córdoba. Sin embargo el 5 de abril de 1.446  informaron al  rey aceptar ahora proceder a su venta en razón de las  necesidades  que  tenía el Concejo   para  recuperar   ciertos  lugares enajenados por 120.000 mrs.[16]. La toma de posesión del castillo y la dehesa por Ruy  Fernández  de  Peñalosa tuvo lugar en noviembre de ese mismo año[17].  Dos años más tarde, el 14 de abril de 1.448, Juan II lo autoriza para que pueda hacer un mercado el martes de cada semana,  en  su  lugar  de  Almenara,  según las costumbres y  los privilegios de otros lugares[18].

 

El 10 de abril de 1.453, Ruy Fernández de Peñalosa vende a Martín Fernández Portocarrero, señor de la villa de Palma, su castillo y heredad  de  Almenara,  del  arzobispado  de Sevilla, con su casa fuerte, vasallos y jurisdicción  civil y  criminal, por 430.000 mrs. de la moneda usual (2 blancas viejas o 3 nuevas=1mr)[19]. El 11 de abril de ese mismo año Martín Fernández Portocarrero, señor  de Palma, Hornachuelos y  Almenara toma posesión del castillo y  heredad de Almenara, recibe  el vasallaje  de los  vecinos, manda reparar la horca y nombra nuevos oficiales[20]. Esta venta provocará un litigio con el Concejo de Córdoba, que reclamará para sí la posesión del castillo y la dehesa[21]. La reclamación no surtirá efecto, y Martín Fernández Portocarrero tendrá el beneplácito del rey sobre la compra de Almenara, que en su testamento del 14 de diciembre de 1.460 añade a la heredad del mayorazgo antiguo de Palma y Fuente del Álamo el lugar y castillo de Almenara[22]. A la muerte de Martín Fernández Portocarrero ocurrida en diciembre de 1.460, su hijo Luis Portocarrero se convierte en Señor de Almenara; debido a su minoría de edad su madre doña Maria de Velasco hace las veces de tutriz. El 24 de diciembre de 1.460 Alfonso  Tirado,  en  nombre  y  con  poder de doña Maria de Velasco,  "tutriz"  de  Luis  Portocarrero  toma  posesión  del lugar, vasallos y castillo de Almenara  con  todos  los  bienes  muebles  y raíces. Nombra nuevo  alcaide a  Lorenzo Yanes,  que ya  lo era antes. Se añade el inventario de bienes del castillo[23]. Por este inventario sabemos que el mobiliario del castillo consistía en una mesa de torno con bancos, 2 bancas de pino, una vieja y otra nueva, un arquebanco nuevo, una cama de madera y una alcatifa vieja. El mobiliario sigue siendo escueto y por lo que se aprecia en las descripciones pensado para la vivienda del alcaide, no para el señor del castillo. La bodega y la producción de vino siguen siendo importantes para el abastecimiento de la tropa, por primera vez hay referencias a un pedazo de viñas; el vino contabilizado es el siguiente: 16 tinajas grandes y una pequeña, 35 arrobas de vino blanco torrentes, 60 arrobas de vino tinto piñuelo, 38 arrobas de vino valadí blanco (vino indígena o de la región), 7 arrobas de vino blanco torrentes, 80 arrobas de vino (40 de yema y 40 de aguas), que quedaron para el alcaide. Respecto a la ganadería por primera vez está documentada la clase caprina con 27 cabras chicas y grandes y las aves de corral  con 15 pares de gallinas fruto del tributo de los vasallos en cada año para el mantenimiento de la guarnición. Las reparaciones del castillo también era tema importante, por ello aparecen reflejados los siguientes útiles de albañilería: una maroma de cáñamo, un zaque, unos garavatos de hierro para servicio de albañiles y 2 picos. Pero el dato más significativo lo constituye la información sobre las armas defensivas que disponía el castillo, enumerando armas tradicionales como: dos ballestas de madera de torno, cuatro ballestas de madera de garrucha, dos ballestas de acero de pie, cinco cintos de cuero blanco con sus poleas, dos garruchas de cuatro poleas, dos garruchas de dos poleas, un torno de armar ballestas, 17 docenas de viratones (saetas) todos herrados, dos culebrinas de fustera con seis servidores, dos culebrinas de hierro con sus servidores, 6 escudos, 2 medios paveses (escudo oblongo que cubría al soldado casi por completo), una almadana, una barra de hierro, 5 bahañanes, 4 armaduras de cabeza, una cota vieja, una ballesta de palo de pie vieja, otra ballesta semejante, añadiendo la incorporación de las nuevas armas de fuego: tres truenos grandes (cañones) y dos truenos pequeños hasta un almud de pólvora. Esta dotación de pertrechos de guerra puede obedecer a la inseguridad provocada por la negativa  del concejo de Córdoba sobre el castillo de Almenara, lo que provoco un pleito entre ambas partes, por lo que Martín Fernández Portocarrero doto al castillo con las armas suficientes para detener cualquier ataque de las milicias de Córdoba. A su vez es un exponente de la tensión social del momento, que desencadenará años después la guerra civil entablada entre el Infante don Alfonso y Enrique IV (1.465-68).

 

Esta guerra crea la división entre la nobleza dirigente en la ciudad de Córdoba con repercusiones directas sobre Almenara. Siguen al Infante don Alfonso el Conde de Aguilar, Pedro Girón y Fadrique Manrique; defensores de Enrique IV serán el Obispo Solier, el Conde de Cabra y su yerno Luis Portocarrero, señor de Palma y Almenara[24]. Las luchas entre los dos grupos se inicia el 27 de abril de 1.465 con los ataques del bando alfonsista a Palma del Río, Écija, Peñaflor, Bujalance, La Rambla, Almenara, Monclova y Santaella, y termina el 25 de mayo con la capitulación de Luis Portocarrero[25]. Con la concordia de Guisando se establece la paz entre los bandos, el rey  ordenó la restitución  mutua de villas y castillos conquistados y la destrucción de muchas fortalezas[26]. La muerte de la esposa de Luis Portocarrero, Beatriz Pacheco, hija del Conde de Cabra, acaecida en 1.472 y su casamiento con Francisca Manrique, hija de Fadrique Manrique, provoca un nuevo cambio de alianzas mediante el cual Luis Portocarrero abandona el bando del Conde de Cabra y vuelve a su tradicional aliado la Casa de Aguilar, que supone la unión a las casas de Villena y Arcos de la nobleza sevillana. El fallecimiento de Enrique IV que había desheredado a su hija Isabel, supone el inicio de una nueva contienda civil entre las infantas Isabel y Juana, lo que desencadenará una nueva división de la nobleza en dos bandos. El señor de Palma del Río, en el bando capitaneado por don Alfonso de Aguilar, partidario de doña Juana, sufrirá las escaramuzas y enfrentamientos de sus posesiones en Peñaflor, entre ellas Almenara por parte de Diego de los Ríos veinticuatro de Córdoba y alcaide del castillo de Toledillo  propiedad del Obispado de Córdoba, cuyo titular don Pedro de Córdoba y Solier, antiguo aliado, ahora se encuentra en el bando contrario. La victoria de Isabel y Fernando en Toro en marzo de 1.476, hizo que la nobleza se fuera incorporando a su partido. El centralismo impuesto por la monarquía de los Reyes Católicos disipó las ambiciones nobiliarias y la centralización del poder en la corona lo que supuso el cese de las hostilidades entre la oligarquía y la pacificación paulatina de la zona[27].

 

A partir del siglo XVI  el uso militar de la fortaleza cae en desuso y con el tiempo se irá abandonando, a la vez que la población residente se traslada a núcleos mayores. Al no existir necesidades defensivas Almenara se convierte en una simple dehesa de aprovechamiento ganadero fundamentalmente, y continúa dentro del mayorazgo del condado de Palma, por lo que el señor de Palma será el señor de Almenara, a quien corresponde el nombramiento de su alcaide, de los que no tenemos más noticias.

 

El 11 de julio de 1.623, por merced del rey Felipe IV se produce la concesión del título de I Marqués de Almenara a don Luis Fernández Portocarrero, III Conde de Palma[28]. A partir de ese momento el conde de Palma será también intitulado como marqués de Almenara. En 1.639 muere el I Marqués de Almenara, y su mujer doña Leonor de Guzmán asumirá el título de marquesa de Almenara como tutora de su hijo de 9 años Fernando Luis Portocarrero, II marqúes de Almenara, casado con doña Antonia de Moscoso Osorio. La temprana muerte de Fernando Luis Portocarrero convierte de nuevo a doña Leonor de Guzmán como tutora de su nieto Luis Tomás Fernández Portocarrero, III marqués de Almenara, hasta su muerte en 1.661. El tercer marqués de Almenara casó con doña Maria Leonor Moscoso Osorio, cuyo primogénito Pedro Fernández Portocarrero fue IV marqués de Almenara y tras su fallecimiento acaecido en 1.748 su hermano el cardenal Joaquín Fernández Portocarrero fue V marqués de Almenara. Tras la muerte de Joaquín Fernández Portocarrero sin descendencia en Roma en el año 1.760 el marquesado de Almenara recayó, tras pleito por la sucesión del Condado de Palma, en don Pedro Alcántara Fernández de Hijar, duque de Hijar, como tercer nieto de Agustina Portocarrero, hermana de don Luis Andres Portocarrero, segundo nieto del I conde de Palma[29].

 

En el Catastro Marqués de Ensenada del año 1.752[30] encontramos una interesante referencia pormenorizada de la dehesa y castillo de Almenara, según la cual Almenara es una villa de señorío que pertenece al Excmo y Eminentísimo don Frey Joachín María Fernández Portocarrero Cardenal de la santa Iglesia de Roma, Conde de Palma y Marqués de Almenara; aunque se califica como villa en la segunda mitad del siglo XVIII está ya despoblada. Su término consiste en cuatro leguas, trescientas catorce varas y media de levante a poniente, una legua y ciento noventa y ocho varas y tres cuartas de norte a sur, confronta por levante, poniente y sur con término de Peñaflor y sus mojoneras de este departamento por el norte con el de Puebla de los Infantes y provincia de Sevilla[31]. En el término no existe tierra de sementera, toda está destinada a dehesa con una tradición ganadera que dura al menos desde los tiempos de la reconquista, como se observa en la entrega del castillo  por Juan Alfonso de Sousa al Concejo de Córdoba, donde notifica al alcaide el envío de cierta cantidad de cabras a un lugar indicado[32], así como la declaración del citado Consejo de Córdoba que la  dehesa fue  comprada para que pastasen los ganados de los vecinos[33].

 

El lugar está arrendado con todos sus aprovechamientos a Juan Antonio Carrascosa, vecino de la jurisdicción de Soria, como mayoral de la cabaña lanar perteneciente al Marqués de Velamazán, con renta anual de ocho mil reales de vellón. Existían 3.000 filas de encinas y 8.000 pies de alcornoques, con valores diferentes según productos y calidades del terreno. Su rentabilidad económica se halla vinculada a la Mesta, dependiendo de la trashumancia ganadera desde Extremadura.

 

El diezmo sobre borregos a la Iglesia de Sevilla, como único gravamen habitual, lo pagan los arrendadores, regulado por quinquenios y asciende a unos 80 reales de vellón por año.

 

Como curiosidad apuntar que en el año 1.740 se produjo un grave incendio que asoló más de la mitad del término de monte alto y bajo, por ello los arrendadores dieron permiso a varios vecinos de la Puebla de los Infantes para que sembrasen de trigo y cebada unas tres fanegas de tierra hasta el año de 1.748. A partir de entonces no se volvió a practicar la agricultura en Almenara y la tierra se volvió a cubrir de jarales.

 

Con la promulgación de las Cortes de Cádiz en 1812, se aprobó la disolución de los señoríos y mayorazgos convirtiéndose en propiedades particulares ajenas a la administración de justicia[34]. La desaparición de la Mesta y la desvinculación de los patrimonios nobiliarios en la primera mitad del siglo XIX provoca que la dehesa de Almenara no constituya ningún aliciente económico ni social para su propietario. En el Archivo Municipal de Peñaflor[35] en el año 1.820 aparecen la tierras realengas de Almenara como propias de Dº Ignacio Pérez de Soto; desvinculada del mayorazgo del Condado de Palma las tierras de Almenara aparecen como realengas en manos de un propietario particular ajeno al Condado de Palma y Ducado de Hijar, por lo que su venta debió ocurrir en estos años. Su actual propietario es la familia Fernández de Mesa.

 

Hay constancia arqueológica de producción de aceite en Almenara por la aparición en 1985 en un cerro junto al castillo del pavimento de prensado realizado en “laterculis” en forma de “opus spicatum”; El suelo presenta un canal perimetral para recoger el zumo del prensado; en el centro separados a través de un reborde en ladrillos se sitúan dos grandes círculos sobre los que se colocarían las dos piedras del molino, interconectados ambos a través de un canal y con el canal perimetral. Sobre el pavimento se encontró una vasija tipo “orza” de dimensiones medianas, vidriada en su interior, en el borde y asas con características típicas medievales. Este tipo de cerámica tosca de envasado presenta pocas modificaciones desde su introducción en época árabe y los siguientes siglos cristianos, por lo que resulta difícil encuadrar exactamente su cronología sin un estudio científico, que nos ayude a situar una fecha para el funcionamiento de la almazara. Dada la falta de documentación sobre esta actividad en los siglos cristianos a pesar de contar con varias actas de descripción de los bienes del castillo, al menos en principio, es de suponer pertenecen al periodo árabe.

 

 

 

 

Restos de pavimento de prensado en “opus spicatum” aparecido en Almenara.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Vasija medieval aparecida sobre el pavimento de prensado.

DESCRIPCIÓN DEL CASTILLO:

 

Está situado a 500 metros al oeste del kilómetro 7 del camino de la Puebla de los Infantes a Peñaflor por Almenara, dando nombre al arroyo que nace en sus proximidades y a la gran dehesa que con profusión de encinas le rodea.

 

Se encuentra asentado en el extremo meridional de la meseta rocosa de un aguzado espolón de las estribaciones de la Sierra León y flan­queado por dos barrancos de laderas pendientes que confluyen al Sur, ofreciendo un acceso difícil. Por la parte Norte la meseta va ensanchando, ofreciendo una suave pendiente con ausencia total de caminos. La posición está rodeada por una línea de alturas de mayor cota que limitan todo el horizonte lejano, sin posible enlace con la vista con organizaciones defensivas de la comarca, excepto por el Sur que el terreno va descendiendo suavemente hacia el valle del Guadalquivir. Su defensa se apoya, en la pronunciada pendiente de las laderas y gran anchura de las vaguadas, ofreciendo como punto débil el acceso septentrional.

 

La planta del Castillo es rectangular con el lado mayor de unos 70 metros orientado en la dirección Norte-Sur y el menor de 20 metros, todo este contorno está limitado por una cerca con pilares de hor­migón unidos con cajas de tapial, y toda ella es de poco espesor. La planta está compartimentada en tres recintos, divididos por muros de la misma entidad que la cerca.

 

El recinto norte, punto débil de la posición, es el mejor organizado defensivamente, tiene una magnífica torre en el centro de planta octogonal cimentada sobre otra cuadrada que sería la primitiva, la parte que se conserva es maciza, alternando la piedra, el tapial y remiendos de ladrillo, se observan restos de la cimentación del arco que la comunicaba con el recinto intermedio o residencial. Una torre octogonal similar se encuentra en la muralla de Plama del Río, fechada en los últimos años de la primera mitad del siglo XIV, por lo que su construcción debio realizarse en la etapa señorial de Fernando González de Córdoba (1355-1372) En el recinto intermedio se conserva en alberca una habitación con ventana a poniente y restos de los arcos de su bóveda, sobre la que estaría situada, la estancia principal de la fortaleza. El recinto meridional o patio de armas, es el mayor de los tres, con una superficie mitad que la total de la fortaleza, no afloran restos de edificación alguna, observándose en el centro una zona rectangular más elevada que el resto, donde posiblemente estuviese el algibe. En la ladera de poniente hay dos entradas a una amplia cueva de techo plano, situada debajo del primer recinto, que se originaría al extraer la piedra para la construcción del castillo, en la actualidad se utiliza para refugio de pastores y ganados. El castillo está muy destruido, no solamente debido a la acción del tiempo, sino por el incesante excavar de los buscadores de tesoros, y de los suministradores de piedra para el horno de cal que hay en sus proximidades» ).

 

EDIT.  Rafael  FERNANDEZ GONZÁLEZ, «El castillo de Almenara», BRAC, n. 85 (1963), pp. 180-186.

 

DOCUMENTACIÓN Y BIBLIOGRAFÍA REFERIDA AL CASTILLO DE ALMENARA:

 

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- A. Monasterio de Silos, ms. 1, fols. 83r-88r, en conf. de Alf. XI, de l-sep.-1327. Pub.:; ladero, Arch. HispaL, 1976, pp. 135-136. J. gonzález. Remado y Diplomas de Fernando III, Córdoba, 1.986, pp. 346-348.

- Archivo Histórico Nacional, Orden de San Juan, Castilla, leg. 1, n,° 14 (carp. 568, n.° 11), orig. con transc. del  siglo XVIII.

- Archivo de los Duques de Hijar, Palma, Sala V, leg. 72

- Archivo familiar Fernández de Mesa.

- Archivo Histórico Provincial de Córdova. Catastros y amarillamientos, legajo, 643

- Archivo Municipal de Peñaflor, sec. Padrones vecinales, catastro y amarillamientos, nº 59, 1.820.

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- Fernández González, R.; "El castillo de Almenara", Boletín de la Real Academia de Córdoba. 85, 1963, 179-186.

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José Francisco López Muñoz.

 


[1]Ponsich, 1979. No 78, pag. 100.

[2] Bonsor 1989, 100; id. 1901, 837-57; 1931, 19-21. Clark Maxwell 1989.

[3] A. Huici Miranda. Historia política del Imperio Almohade, Valencia 1.970, p. 345.

[4] AHN, Orden de San Juan, Castilla, leg. 1, n,° 14 (carp. 568, n.° 11), orig. con transc. del XVIII. Fot. y pub.: ladero y gonzález jiménez, La Orden M de San Juan en Andalucía. «Arch, Hisp,», 1976,pp.l33-135.

[5] A. M. Carmona, leg. 26, en conf. de Sancho IV. traslado del XV. AHN, cop. del XVIII.

A. Monasterio de Silos, ms. 1, fols. 83r-88r, en conf. de Alf. XI, de l-sep.-1327. Pub.: J. hernández díaz, A. sancho y F. collantes, Colección diplomática de Carmona, Sevilla, 1941, pp. 14-15; ladero, Arch. HispaL, 1976, pp. 135-136. J. gonzález. Remado y Diplomas de Fernando III, Córdoba, 1.986, pp. 346-348.

[6] Archivo Municipal de Carmona. Provisiones reales, siglos XIII-XV, copia simple del siglo XV.

Pub.: Colección diplomática de Carmona, doc. 2, Sevilla, 1.941, pp. 14-15.

[7] Archivo Ducal de Medinaceli, Priego, 68-14. CD, n. 002.  Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, pág. 28.

[8]  Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media.” En Ariadna 18.  Palma del Río 2006, págs. 29-30.

[9] Boletín Real Academia de la Historia. Colección Salazar y Castro, I,-41.

[10] Marquez de Castro, T. “Títulos de Castilla y Señoríos de Córdoba y su Reino”. Estudios Cordobeses.  Excma Diputación Provincial de Córdoba. 1981. pág.63.

[11] Archivo familiar Fernández de Mesa. leg. 7, num. 10, A. CIT.- R.  Fernández González,  "El castillo de Almenara", Boletín de la Real Academia de Córdoba. Nº 85, Córdoba, 1963, págs. 179-186.

[12] Archivo familiar Fernández de Mesa. ,  leg. 7, num, 10, C. Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[13] Archivo familiar Fernández de Mesa. leg.  7,  num.  10,  C. Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[14] Palomero, J. M. El retablo sevillano del Renacimiento. Sevilla, 1983.

[15] Archivo familiar Fernández de Mesa. leg. 7, num. 10, D. Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[16] Archivo familiar Fernández de Mesa. leg. 7, num. 10, E. Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[17] Archivo familiar Fernández de Mesa. leg. 7, num. 10, 1. Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[18] Archivo familiar Fernández de Mesa. Leg. 7, num. 10, K. Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[19] Archivo familiar Fernández de Mesa. Leg. 7, num. 10, L. Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[20] Archivo familiar Fernández de Mesa. Leg. 7, num. 10, L Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[21] Archivo familiar Fernández de Mesa. Leg. 7, num. 10, M. Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[22] Archivo  familiar Fernández  de Mesa. Leg.- 6, num. 12. A.- Archivo de los Duques de Hijar, Palma, Sala V, leg. 72. Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[23] Archivo familiar Fernández de Mesa. Leg. 9, num. 1. Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[24] M. Nieto Cumplido, Historia de Córdoba. Islam y Cristianismo. Córdoba 1.984, pp. 168-169.

[25] Laredo Quesada, M. A.. “Andalucía en el siglo XV. Estudios de historia política”. Madrid, C.E.S.I.C, 1.973.

[26] Laredo Quesada, M. A.. “Andalucía en el siglo XV. Estudios de historia política”. Madrid, C.E.S.I.C, 1.973, págs. 126-128. Torres Fontes, J. “Itinerario de Enrique IV de Castilla”. Pág. 228.

[27] Quintanilla Raso, Mª. C. “Nobleza y señoríos en el reino de Córdoba”. La Casa de Aguilar siglos XIV y XV”. Córdoba 1.979.

[28] Marquez de Castro, T. “Títulos de Castilla y Señoríos de Córdoba y su Reino”. Estudios Cordobeses.  Excma Diputación Provincial de Córdoba. 1981. pág.63.

[29] Marquez de Castro, T. “Títulos de Castilla y Señoríos de Córdoba y su Reino”. Estudios Cordobeses.  Excma Diputación Provincial de Córdoba. 1981. págs. .157-158..

[30] Archivo Histórico Provincial de Córdova. Catastros y amarillamientos, legajo, 643. Cit.: M. J. Fernández Naranjo, La villa y Castillo de Almenara, en Rev. Almenara, Nº 2, Peñaflor, 1.995, pp. 6-9.

[31] Respuesta tercera del Interrogatorio General del Catastro.

[32] 15 de septiembre de 1.405. Archivo familiar Fernández de Mesa, leg.7, doc. 10, C”. Pub.: Nieto Cumplido, M. “El señorio de Almenara en la Edad Media. Catálogo de documentos.” En Ariadna 18”.  Palma del Río 2006, págs. 38-61.

[33] Archivo familiar Fernández de Mesa. leg. 7, num. 10, D.

[34] Hernández Montalbán, F. “La abolición de los señoríos en España(1811-1837)”, Valencia, Universitat, 1999.  Moxó,  S. “La disolución del régimen señorial en España”. Madrid, CSIC, 1965.

[35] Archivo Municipal de Peñaflor, sec. Padrones vecinales, catastro y amarillamientos, nº 59, 1.820.

 

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